Investigan la creación de plantas nanobióticas
Artículo revisado por el Comité
Un equipo de investigadores del prestigioso Massachussetts Institute of Technology (MIT) ya está dando los primeros pasos en la creación de plantas biónicas fabricadas con nanomateriales.
¿Podrían convertirse las plantas en fuentes de energía o en detectores de explosivos? Aunque, a priori, suene como si se hablara de una película futurista, un equipo de investigadores del prestigioso Massachussetts Institute of Technology (MIT) ya está dando los primeros pasos en la creación de plantas biónicas fabricadas con nanomateriales.
El objetivo, tal y como especifica el artículo que han publicado en Nature Materials, es intentar aumentar en un 30% la capacidad de las plantas para capturar energía de la luz, lo que podría llegar a convertirlas en pequeños dispositivos fotónicos con su propio sistema de alimentación o, incluso, en armas químicas, en función del tipo de tecnología que se les incorporara.
De hecho, la idea partió de un proyecto a través del cual se buscaba crear células solares con un sistema de “auto-reparación" que imitara el funcionamiento de las células vegetales. A partir de ahí, se tomó como referencia el cloroplasto de las plantas –el órgano en el que se lleva a cabo la fotosíntesis- para ver la posibilidad de emplearlo en estas células solares.
Nanopartículas y nanotubos
Así, en primer lugar, se optó por incorporar nanopartículas de óxido de cerio –nanoceria- en el cloroplasto para prolongar su actividad. No en vano, el principal inconveniente que presenta es que puede seguir realizando la fotosíntesis aún cuando se extrae de la planta, pero a las pocas horas empieza a descomponerse.
Mediante la misma técnica, los investigadores introdujeron nanotubos de carbono semiconductores, gracias a los cuales los cloroplastos podrían captar longitudes de onda de luz muy superiores –como verde o ultravioleta- y mejorar y acelerar el proceso fotosintético.
Así, aplicando conjuntamente nanotubos y nanoceria, el equipo del MIT observó cómo los cloroplastos llegaron a mantenerse activos y sin deteriorarse a lo largo de varias horas más, lo que les permitió, incluso, realizar experimentos en plantas vivas.