¿Qué hortalizas se pueden plantar en febrero?

Febrero es, en general, un mes en el que predominan las temperaturas muy bajas, los días son desapacibles y, en ocasiones, con muchas precipitaciones, tanto en forma de lluvia como de nieve.

Por ello, y si se desea realizar cualquier tipo de plantación en el huerto o jardín, es importante conocer las características de cada planta para elegir las especies que se adapten sin problemas a estas condiciones climatológicas o habilitar el espacio adecuado para que crezcan sin problemas.

Cuidando el huerto

Pese a las bajas temperaturas, febrero es uno de los meses más activos para sembrar diferentes verduras y hortalizas en el huerto:

• Guisantes y judías verdes: Febrero suele ser el último mes en el que tiene cabida la siembra tanto de guisantes como de judías verdes, por lo que merece la pena aprovecharlo para poder recolectarlos durante el mes de mayo y disfrutarlos especialmente al comienzo del verano.
• Remolacha: Esta hortaliza crece bien en climas relativamente fríos –incluso sobreviven en caso de heladas ligeras de corta duración-, por lo que febrero es un buen mes para plantarlas y obtener el cultivo en primavera.
• Tomates: Se siembran entre febrero y marzo en un semillero para que mantengan una temperatura constante y, cuando el brote alcance entre 5 y 8 centímetros, habrá que trasplantarlo al lugar del huerto en el que vaya a crecer –conviene que sea un suelo húmedo y abonado-.
• Apio: Conviene sembrarlos en un semillero protegido, ya que deben cultivarse con una temperatura superior a los 20oC. Más adelante, en el mes de abril, más o menos, podrá trasplantarse directamente al huerto y recolectarse en verano.
• Berenjenas: También deben crecer con una temperatura media elevada –entre 27 y 32oC- por lo que deben sembrarse en semilleros cubiertos y aislada de otras plantas antes de llevarla, cuando alcancen la medida idónea, a su ubicación definitiva.
• Rábanos y rabanitos, acelgas y lechugas: Son especies de relativamente resistentes que, realmente, se pueden plantar durante todo el año, siempre y cuando se mantengan unas temperaturas más o menos estables y no excesivamente bajas –si se plantan en huertos situados en zonas frías se pueden proteger con invernaderos o campanas para evitar que les afecten las heladas-.