Semillas: todo lo que necesitas saber para usarlas en tu jardín

¿Quieres plantar semillas en tu jardín? ¿Vas a realizar una siembra directa o indirecta? ¿Que más aspectos tienes que tener en cuenta antes de la siembra?

19 DIC 2017 · Lectura: min.
Semillas: todo lo que necesitas saber para usarlas en tu jardín

Las semillas son las simientes de las plantas, el elemento a través del cual surge una nueva planta. Es lo que permitió a los primeros agricultores a domesticar las especies vegetales que forman parte de nuestra dieta y a adaptarlas a otros lugares para su cultivo.

Las semillas están asociadas a la agricultura, pues son parte importante de este proceso, por no decir, el principal. Si no hay semillas, difícilmente pueden generarse cultivos. Y eso lo sabían bien en el Lejano y Próximo Oriente, donde en el 7000 a. C. ya cultivaban trigo, cebada y leguminosas.

El paso de la recolección a la agricultura permitió la sedentarización y la creación de asentamientos agrícolas. Por tanto, el uso que hicieron estos primeros agricultores de las semillas posibilitó la consolidación de las primeras sociedades dedicadas a la ganadería y la agricultura. Hoy, en una sociedad plenamente industrializada, su empleo vuelve a ponerse de moda con la creación de huertos ecológicos y urbanos que hacen posible el cultivo, en terrazas, pequeños jardines y azoteas de edificios, de especies destinadas al consumo propio.

Quiero plantar semillas en mi jardín: ¿qué debo saber?

Tanto si lo que quieres es disfrutar de un pequeño huerto como crear un jardín, hay una serie de cuestiones que necesitas saber. La primera de ellas hace alusión al tipo de siembra. De este modo, podemos optar por plantar las semillas directamente en la tierra que verá crecer las plantas, o bien elegir un semillero o una pequeña maceta para depositar allí las semillas. En el primer caso, hablaríamos de siembra directa y conlleva una ordenación previa del espacio de cultivo para que las plantas puedan crecer libremente. La segunda elección se conoce como siembra indirecta y, a diferencia de la primera, permite controlar el proceso de crecimiento de la planta antes de trasplantarla a su espacio definitivo. Esto último es importante si vivimos en una zona susceptible de sufrir cambios meteorológicos bruscos que pueden poner en riesgo el nacimiento de una planta.

Es el sistema de siembre indirecta el que solemos hacer normalmente. Cuando acudimos a viveros y compramos macetas o semilleros con plantas para nuestro huerto urbano o para nuestro jardín (da igual que sean hortalizas que plantas ornamentales), lo que estamos haciendo es una siembra indirecta. La directa suele ser más habitual en los grandes cultivos, donde el arado y la siembra constituyen un proceso más dentro del calendario del propio agricultor.

A la hora de plantar las semillas, o de trasplantar una planta, hemos de tener en cuenta la época del año, los meses recomendados de plantación de la especie que queremos cultivar, si es apta para el clima en el que nos encontramos, si tenemos espacio suficiente para acogerla en nuestro jardín, a qué debemos prestar atención para protegerla de las plagas, dónde ubicarlas para que reciban el máximo de luz solar, etc.

Todos estos aspectos son igual de determinantes, o más, que la propia semilla en sí, pues hacen posible que la planta reciba toda la luz y los nutrientes necesarios para su crecimiento. De este modo, si tenemos pensamiento de crear un pequeño huerto en casa o remodelar nuestro jardín, presta atención a estas cuestiones y adapta tu cultivo a las necesidades y requisitos de tu espacio.

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