Ahorro de agua en céspedes utilizando el cálculo de la evapotranspiración
Artículo revisado por el Comité
Artículo que explica las ventajas de la utilización de la evapotranspiración para calcular los tiempos de riego respecto a las típicas programaciones "a ojo"
Resulta complicado cuantificar realmente cuál es la cantidad de agua que se puede ahorrar estableciendo los tiempos de riego en función de la evapotranspiración(ETP)respecto a la típica programación "a ojo" que usualmente utilizan los profesionales de jardinería. Este ahorro depende de la mayor o menor destreza que tengan estos profesionales para cuantificar intuitivamente las variaciones climáticas. Claro que por mucha experiencia que se tenga para cuantificar así los tiempos de riego, es inevitable que esta manera tan poco científica de proceder, ocasione importantes excesos y deficits de agua en los céspedes a lo largo del año, que afecten desfavorablemente a su mantenimiento.
Uno de los grandes inconvenientes de esta determinación a "ojo" de los tiempos de riego, no es ya la imposibilidad de definir la cantidad exacta de agua que necesita un césped ante unas determinadas condiciones climáticas, sino el hecho de que se mantengan unos mismos tiempos de riego para varios meses del año seguidos en los que se considera que existe un clima estable, cuestión ésta que dista mucho de la realidad.Se crean pues bloques monoclimáticos en los que no se varía en absoluto los tiempos de riego, como puede ser el caso de noviembre-diciembre, marzo-abril, los meses de verano...
¿Qué profesional de jardinería variaría por ejemplo el tiempo de riego en febrero respecto a enero, si se trata de dos meses fríos donde teóricamente las necesidades hídricas del césped son muy bajas?.
Imaginemos que el jardinero en cuestión calculó bien las necesidades hídricas para las primeras semanas de enero, manteniendo la misma programación el resto de semanas de enero y febrero. La tercera semana de enero el césped tiene ya una falta de agua de un 30%, aumentando este déficit las semanas posteriores, hasta tener un 100% la segunda semana de febrero y un 120% la cuarta de febrero.
Imaginemos ahora al revés que el jardinero establece los tiempos de riego en función de la ETP que se produce en la última semana de febrero. Las dos primeras semanas de enero tendrían un exceso de riego de casi un 120%, la tercera semana un 75% y la cuarta un 50 %, manteniéndose las primeras semanas de febrero en unos niveles de exceso de riego más o menos aceptables.
¿Y si este jardinero fuese capaz de realizar intuitivamente una media de las condiciones climáticas que se dan durante esto dos meses? Las dos primeras semanas de enero tendría un exceso de riego del 75%, la tercera y cuarta semana de enero bajaría respectivamente a un 40% y 20 %. Solo la primera y tercera semana de febrero establecería un riego correcto, porque en la segunda y cuarta de este mes tendría una falta de agua del 20%
Esto respecto a dos meses fríos como son enero y febrero. Pero, ¿qué es lo que ocurre en los meses de verano, donde por lo general se suelen agrupar dentro de una misma programación de riego?
meses distribuidos en semanas. Valores en litros/m².Como podemos ver en esta gráfica, la evapotranspiración de los meses de enero y febrero del 2014 no son tan iguales como pudiéramos creer en un primer momento, alcanzando, por ejemplo, valores en la segunda semana y cuarta de febrero que prácticamente duplican a las dos primeras de enero.
¿Qué es lo que ocurre si durante estos dos meses no se realiza ningún tipo de variación en la programación del riego, como por otra parte, es lo habitual al tratarse de dos meses similarmente fríos?
Está gráfica de las últimas semanas de julio y todo el mes de agosto del 2014, representa algo común que suele producirse todos los veranos. En julio4(cuarta semana de julio) se produce un fuerte aumento de temperaturas. Generalmente el tiempo de riego de todo el verano se establece en función de este pico de temperatura.
En esta gráfica podemos ver como manteniendo el patrón de riego de la cuarta semana de julio al resto de semanas de julio y agosto, se producen excesos de riego que van desde un 10% hasta un 40%. Aparentemente estos excesos de riego pueden parecer pequeños respecto a los porcentajes del anterior caso de enero-febrero. Pero en verano la evapotranspiración al ser mucho más fuerte(hasta cinco o seis veces mas) que en invierno, da lugar a que este porcentaje menor se transforme en una gran cantidad de agua desperdiciada. Esto para un césped pequeño, por ejemplo de 10mx10m, supone una pérdida de 3600 litros en las cinco semanas de la gráfica.
Otra cuestión muy importante que se produce en verano es la variación diaria que se produce en la evapotranspiración a pesar de que la variación de temperaturas no sea de un día a otro muy considerable. Estas mínimas variaciones tienen importantes repercusiones, porque cómo explicábamos antes los niveles de evapotranspiración son muy altos, y las mínimas variaciones climáticas afectan al consumo de agua de un modo muy importante .
En esta gráfica, por ejemplo, hemos elegido al azar unos días cualquiera del verano del 2014 que van del 29 de julio al 3 de agosto. Hemos establecido los minutos de riego en función de los picos de calor ocurridos en las semanas anteriores. Solo el 30 de julio los minutos programados coinciden con las minutos calculados en función de la evapotranspiración de ese día. El resto de días se riega muchos más minutos de lo necesario, en concreto 43 minutos de más en solo 6 días para un césped provisto con aspersores.
Resultan evidentes las ventajas de la estimación de los tiempos de riego en función de la ETP respecto la tradicional cuantificación "a ojo". Dependiendo de la pericia o de la inaptitud de la persona que realiza estas estimaciones de riego basadas en un tanteo intuitivo, podríamos estar hablando de un ahorro de agua de entre un 20% y un 40% aplicando sistemas de control de riego basados en la ETP.