¿Cómo debes cuidar tu jardín en marzo?
Artículo revisado por el Comité
La llegada de la primavera provoca que empiecen a aparecer los primeros brotes en el jardín, por lo que hay que prepararlo previamente para que luzca esplendoroso.
- Es el momento de eliminar las malas hierbas, los restos de hojas y las ramas que se suelen denominar protectoras, ya que se supone que las precipitaciones no serán excesivamente agresivas y comenzarán a subir las temperaturas.
- También puede aprovecharse para realizar las últimas podas de especies como los rosales, los arbustos de floración más tardía o las plantas trepadoras, aunque conviene hacerlo siguiendo las condiciones que requiere cada ejemplar y hacia la mitad del mes.
- Si, durante el invierno, se han cubierto los rosales o algunas plantas que lo hayan requerido con algún tipo de protección –bolsas de plástico, fundas especiales, lonas, etc.-, se puede aprovechar un día no excesivamente soleado para retirarlo y conseguir que las especies se vayan adaptando.
- Conviene aportar el abono orgánico –estiércol, compost, guano, etc.- a lo largo del mes en caso de que no se haya esparcido en febrero. Los fertilizantes granulados deberán añadirse más adelante, cuando las temperaturas sean algo más elevadas.
- Cesped: es la época para resembrar las zonas más deterioradas y cubrir los espacios en los que haya desaparecido por completo por efecto del frío o las precipitaciones. No conviene segarlo si no ha crecido demasiado y, sobre todo, si se encuentra muy húmedo.
- Perennifolias y caducifolias: Pueden plantarse todo tipo de ejemplares siempre que se compruebe que las heladas pasan a ser esporádicas y que los nuevos ejemplares no se ubiquen en suelos pantanosos o demasiado húmedos.
- En el huerto: La llegada del buen tiempo propicia que puedan empezar a plantarse directamente en el exterior hortalizas algo más delicadas o que requieren temperaturas más elevadas para desarrollarse como, por ejemplo, los calabacines, la remolacha, los pepinos o las berenjenas.